No se nace exitoso, y estos deportistas son el ejemplo perfecto de que siempre se tienen que superar ciertas pruebas para llegar a lo más alto, además de competir contra uno mismo, y nunca dejar que los problemas te quiten las ganas de triunfar, mucho menos en el ámbito deportivo.
Cristiano Ronaldo
La estrella del Real Madrid no siempre ha gozado de la suerte y el éxito que lo han acompañado durante los últimos años. Pocos saben que durante su infancia sufrió de muchas carencias, tanto económicas como familiares, su padre sufría de alcoholismo y murió a causa de esta enfermedad, poco después de que Cristiano fuera fichado por el Manchester United. Ahora, el astro portugués presume de varios trofeos, títulos y claro, una gran fortuna, la cual también le ha ayudado a hacerse algunos cambios físicos.
Lionel Messi
El jugador del Barcelona, nacido en Argentina, reconoce que llegó a tener muchos problemas durante el inicio de su carrera, ya que lo tachaban de individualista y decían que le faltaba jugar en equipo, situación, que dice, se arregló cuando llegó al Barcelona. A los once años se le diagnosticó un problema de crecimiento, que retrasaba su desarrollo óseo, por lo que su familia tuvo que mover cielo, mar y tierra para conseguir dinero para el tratamiento. El día de hoy Messi es reconocido como el mejor jugador del mundo, y la pieza fundamental dentro del club culé.
Odell Beckham Jr.
El receptor de los Gigantes de Nueva York, se ha hecho de un nombre dentro de la NFL en poco tiempo. Se dice que aquella atrapada a una mano que hizo contra los Vaqueros de Dallas, en 2014, es la mejor de la historia. Pero este chico solía salir a mitad de la noche a practicar todo tipo de atrapadas, esperando que le sirvieran para ser seleccionado por un equipo, durante el draft. Y eso sucedió en 2013: fue la primera selección de los Gigantes. Hijo de dos atletas de alto rendimiento, está listo para desafiar a la física por mucho tiempo más.
Tom Brady
Ídolo de la NFL, y quien casi no llega a ser seleccionado durante el draft del año 2000, Brady había perdido todas las esperanzas de que lo eligieran, pero los Patriotas de Nueva Inglaterra confiaron en él para ser la selección número 199; el resto es historia. Equipos como San Francisco –el equipo favorito de su infancia– llegaron a decir que Tom no tenía madera para la NFL. El mariscal de campo ha demostrado que estuvieron en un error, ganando cuatro Superbowls con Nueva Inglaterra, además de que fue nombrado el jugador más valioso (MVP) durante tres de ellos.
Stephen Curry
Lo han llamado el próximo Michael Jordan, aunque apenas alcanza el 1.90, el jugador de los Warriors de Golden State, ha superado los obstáculos que se le impusieron al inicio de su carrera; primero, no fue seleccionado por ningún equipo, y luego –durante su primera temporada en la NBA– sufrió varias lesiones que no le dejaron explotar su potencial. Fue hasta 2013 que logró brillar, fijando un nuevo récord con 272 triples en 78 partidos. Y este tipo de marcas han seguido durante las demás temporadas; los expertos le auguran un futuro grande y exitoso dentro del baloncesto.
LeBron James
“El Rey LeBron” tuvo una infancia difícil, fue abandonado por su padre, y su madre lo cuidó sola; estos problemas lo llevaron a ser muy reservado en la escuela por lo que no hacía amigos con facilidad. A los 17 años llegó a medir dos metros, y decidió dedicarse al baloncesto de manera formal. En la temporada 2003/2004, fue la primera selección para los Cavaliers de Cleveland, iniciando así una de las grandes historias del deporte. Después de ser campeón dos veces con el Miami Heat, LeBron regresó a Cleveland, en el 2014, para poder retirarse en su ciudad de origen.