Ser aficionado al fútbol es algo que requiere de entrega total, cosa que no muchos a nuestro alrededor entienden y es que no hay dolor más grande que ver a nuestro equipo perder, o mejor satisfacción que gane. Todas esas emociones tienen una base científica, y hoy hablamos de ello.
Aquella frase de: “Es más fácil cambiar de religión, pareja, familia o hasta de sexo”, es bien interpretada por un estudio realizado por la Universidad de Coimbra en Portugal, el trabajo de los investigadores está dirigido a conocer el comportamiento de las emociones de los aficionados al fútbol.
Catarina Duarte y Ricardo Cayolla, investigadores del Instituto de Ciencias Nucleares, encontraron que el cerebro registra actividad en regiones similares del corte frontal, partes en donde se libera dopamina, esto sucede cuando, durante el partido, existen actos positivos como un gol o una buena jugada.
Para tales cometidos los investigadores emplearon una muestra de 54 hombres de entre 21 y 60 años, todos aficionados al Porto. A cada uno se le realizaron pruebas y análisis neuronales, mientras miraban partidos de dicho equipo. Duarte y Cayolla encontraron que el cerebro tiene actividad similar, a cuando uno está enamorado. Las reacciones químicas de la amígdala cerebral fueron mayores en los aficionados que en los enamorados.
De acuerdo con los investigadores, la diferencia que existe entre el amor al fútbol y a una persona, es que el sentimiento que genera el balompié es algo espiritual, mientras que el amor para con otra persona, es más bien físico y carnal. Pero para el cerebro, ambos casos “nos hacen sentir parte de”.
Ahora todo cobra sentido, cuando nuestro equipo está teniendo un buen juego, nos sentimos muy bien, pero por el contario si todo parece indicar que será derrotado, nuestro ánimo se verá severamente afectado.