En el deporte también se hace trampa

En muchos eventos deportivos de nivel profesional ha habido tramposos que cobran fama por la desfachatez con que pretenden engañar para ganar.

La atleta cubana, Rosie Ruiz, ganó el maratón de Boston en 1980 y rebajó su tiempo en 25 minutos, lo que provocó las sospechas de la organización, y se terminó comprobando que había hecho un tramo en el metro.

En el año 1983, Luis Resto venció a Billy Collins Jr. y las heridas que le dejó abrieron las sospechas por la gravedad de las mismas, que eran muy difíciles de lograr para un boxeador de peso ligero. Finalmente se comprobó que su vendaje estaba endurecido con yeso.

El pentatleta ruso, Boris Onischenko, ocupó una herramienta digital para hacer trampa en la prueba de florete, que disputó en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976.

Condor Rojas, portero de Chile, era famoso por sus atajadas, sin embargo, el episodio de la bengala en Maracaná liquidó su carrera. El arquero se cortó la ceja, aprovechando la caída del artificio en la cancha, esperando la suspensión del partido y una sanción a Brasil que le permitiera a Chile avanzar al Mundial.

Tonya Harding y Nancy Kerrigan tuvieron una fuerte rivalidad como patinadoras artísticas, que terminó de forma terrible cuando la primera le encargó a un matón que atentara contra su competidora.

La historia del fútbol mundial recordará por siempre ese 22 de junio de 1986, en el que Diego Armando Maradona marcó el gol más famoso con la mano. Fue el primer tanto de Argentina ante Inglaterra, en lo que sería un triunfo por 2 a 1.

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