Según el diccionario, el término racismo se refiere a una ideología que defiende la superioridad de una raza frente a las demás y la necesidad de mantenerla aislada o separada del resto dentro de una comunidad o un país. Esto, sin duda, es una práctica tan vieja como el mismo ser humano y que por desgracia sigue afectando en el presente.
Lo peor de esta ideología es que ha penetrado las barreras sociales y ha estado inmersa en el mundo deportivo desde hace años. El racismo no ha hecho más que contrarrestar el propósito del deporte el cual es unir al ser humano por medio de actividad física individual o grupal.
A lo largo de la historia del deporte y de las distintas justas deportivas que se llevan a cabo, han existido cientos de casos donde una raza humilla o denigra a otra siendo el fútbol uno de los deportes más afectados.
Gracias a que el fútbol (en especial la Copa del Mundo) promueve la unión por medio del deporte, la Federación Internacional de Fútbol Asociación FIFA pretende sancionar de una manera más severa las ofensas discriminatorias en los estadios. Esto ha llevado a la institución a tomar una de las medidas más fuertes en cuanto al racismo: detener un partido y declararlo como perdido.
En su anuncio, la FIFA mencionó lo siguiente: “Salvo circunstancias excepcionales, si un partido es interrumpido definitivamente por el árbitro debido a comportamientos racistas y/o discriminatorios, será declarado perdido por vía administrativa”. Sobra mencionar que la sanción la recibirá el equipo cuyos seguidores sean los responsables de las ofensas.
En el comunicado, la federación detalló las ofensas y comportamientos considerados como racistas “los que señalan el color de la piel, el origen étnico, geográfico y social, el sexo, una discapacidad, la orientación sexual, la lengua, la religión, las opiniones políticas, la riqueza, el nacimiento o cualquier otro estatuto”.